Acoso escolar como comportamiento estratégico

Durante la adolescencia, son fundamentales las relaciones con los compañeros y el estatus basado en la aceptación de los otros o la popularidad. El estatus social de una persona puede representarse mediante dos constructos parecidos: la preferencia social y la popularidad. La primera se refiere a la aceptación de la persona por parte de otros y, la segunda, refleja el prestigio social y el dominio de la persona sobre las otras personas. Estos dos aspectos también pueden ser el punto de partida para un comportamiento de acoso escolar.

Los estudios de los últimos 10 años muestran que los acosadores no suelen ser inadaptados y con problemas de sociabilidad, sino que son prosociales y consiguen más estatus con su comportamiento violento. Por ello, la investigación reconoce cada vez más el comportamiento estratégico del acosador.

Un estudio realizado en Países Bajos (1) distinguió tres grupos de acosadores de acuerdo con la información que proporcionaban: un grupo era popular y socialmente inteligente; un segundo grupo era relativamente popular y con puntuaciones medias en inteligencia social y el tercer grupo, el más pequeño en cuanto al número, era impopular y tenía puntuaciones inferiores a la media en inteligencia social. El estudio sugiere una diversidad significativa entre el grado de popularidad y el estatus de los acosadores. Hallaron que un alto estatus social va acompañado de inteligencia social y el uso de la agresión relacional. El acosador que es popular e inteligente usa sus habilidades para conseguir el dominio de una persona, ejerciendo poder sobre la misma e influencia sobre el resto. La popularidad del acosador provoca que los demás sean persuadidos para que ignoren a la víctima. Igualmente, los acosadores impopulares y con escasa inteligencia social también son muy agresivos. Por ello, este tipo de acosadores pueden ser más hostiles ante las señales ambiguas y, por tanto, pueden responder con una agresión desmedida porque se sienten amenazados.

NIño siendo acosado por otros niños

El deseo de popularidad del acosador hace que utilice el acoso y la agresión como herramientas para conseguir un ascenso social. Esta instrumentalización de la agresión implica que es intencionada y que, a medida que los adolescentes ascienden en la escala social de su escuela, tienden a ser más agresivos. Asimismo, si un acosador quiere conseguir popularidad, prefiere elegir un objetivo fuerte, socialmente cercano (un amigo) que uno vulnerable porque le reporta más estatus en la escuela. Así lo sugiere un estudio: los adolescentes tienen más probabilidad de ser acosados por amigos que por los que no conocen (2). Los investigadores encuestaron a más de 3000 estudiantes de 12 a 18 años de edad para  comprobar las siguientes hipótesis: la agresión en el tiempo es más probable que se produzca entre amigos que entre compañeros que no eran amigos; la agresión en el tiempo es más probable que suceda entre estudiantes que compartían al menos un amigo común, pero que no eran amigos entre sí, en comparación con los compañeros que no compartían ningún amigo en común; la victimización por parte de los amigos se asocia a un mayor malestar emocional que se manifiesta en la disminución del apego a la escuela y aumento de los síntomas de ansiedad y depresión, que la victimización por parte de otros.  Para ello, solicitaron a los estudiantes que nombraran hasta cinco compañeros de clase que les molestan o son violentos con ellos, de esta forma los investigadores identificaron a acosadores y a víctimas. Además, también les pidieron que identificaran a sus amigos durante cada encuesta para observar la evolución de las amistades en el tiempo. Por último, midieron los niveles de ansiedad, depresión y el apego a la escuela del alumnado y demostraron que ser intimidado por un amigo aumenta significativamente la ansiedad, la depresión y presenta niveles más bajos de vínculo positivo con la escuela. Los resultados del estudio fueron que el 5% de los estudiantes fueron victimizados por amigos y el 6,1% por amigos de amigos, mientras que el 19,3% fue víctima de otros compañeros de escuela. Asimismo, entre las parejas agresivas, los amigos y los amigos de los amigos representan cada uno el 14% de todas las agresiones, es decir, existe un 28% de vínculos agresivos. Estos datos apoyan la primera hipótesis: los amigos tienden a ser más agresivos entre sí que hacia otros compañeros de escuela. En relación a la segunda hipótesis, los estudiantes que tenían los mismos grupos de amigos tienen más del triple de probabilidades de acosarse mutuamente. La última hipótesis relacionada con la salud mental fue apoyada al encontrar que el acoso por parte de amigos se asocia con aumentos significativos a lo largo del tiempo tanto en la depresión como en la ansiedad, así como menos apego a la escuela. Sin embargo, no hay asociación significativa de la victimización por parte de los amigos de los amigos con el aumento de depresión y ansiedad.

Otro estudio (3) realizado con alumnado de 11 a 16 años de escuelas de secundaria inglesas evaluó el estatus social en tres aspectos: el impacto social, la preferencia social y la popularidad en relación con el acoso. Los investigadores hallaron que los acosadores tenían un efecto significativo en todos los aspectos, seguidos por los acosadores-víctimas. Este hallazgo respalda otras investigaciones que afirman que, durante la adolescencia, los acosadores tienen una posición dominante dentro del grupo de pares. En relación a la popularidad, mientras que los acosadores son percibidos más populares lo que puede hacer que actúe como motivación o recompensa por su comportamiento, las víctimas son percibidas como menos populares en comparación con los acosadores y los no implicados Esta baja popularidad puede ser una consecuencia de ser acosado como un factor de riesgo de victimización. Además, las víctimas tenían una preferencia social más baja que los compañeros no involucrados.

Promover las relaciones positivas y equilibradas entre pares contribuye a evitar la victimización y a que aumente el estatus social de las víctimas. De este modo, se bloquea el entorno social que permite a los acosadores que continúen con su comportamiento agresivo.

(1) Peeters, M., Cillessen, A. H., & Scholte, R. H. (2010). Clueless or powerful? Identifying subtypes of bullies in adolescence. Journal of youth and adolescence39(9), 1041–1052. https://doi.org/10.1007/s10964-009-9478-

(2) Faris, R., Felmlee, D., y McMillan, C. (2020). With Friends Like These: Aggression from Amity and Equivalence. American Journal of Sociology, 126(3): 673–713. https://doi.org/10.1086/712972

(3) Guy, A., Lee, K., & Wolke, D. (2019). Comparisons Between Adolescent Bullies, Victims, and Bully-Victims on Perceived Popularity, Social Impact, and Social Preference. Frontiers in psychiatry10, 868. https://doi.org/10.3389/fpsyt.2019.00868

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