Rediseñar el ecosistema de la información para promover la verdad

Los medios de comunicación, las autoridades y los ciudadanos deberíamos crear un ecosistema y una cultura informativa que promueva la verdad. Esta es la propuesta que hacen los autores del artículo The science of fake news (2018).

Los autores exponen que, la investigación que se ha realizado sobre las noticias falsas o las fake news, sobre todo, a partir de las elecciones en Estados Unidos de 2016, se ha centrado en aspectos como el modo  de recibir y percibir los ciudadanos la información, la evaluación de esta en términos de calidad o el comportamiento de los medios de comunicación y el uso de las  plataformas online.

La mayoría de las personas no cuestionan la credibilidad de la información a no ser que vulnere sus ideas o que no esté en la línea de las creencias de su comunidad, por lo tanto, el ciudadano recibe o accede a una información diversa que califica como confiable.  Es más, esta mayoría puede aceptar la información sin críticas.

Asimismo, la investigación demuestra que dos de los factores para impedir la verificación de los hechos de una noticia falsa son, por un lado, que las personas prefieren la información que confirma sus creencias preexistentes y, por otro, tienden a aceptar aquella información que quieren creer, la que les agrada.

Sin embargo, en algunas circunstancias, la verificación puede conseguir el efecto contrario. La facilidad para recordar la información y el sesgo de familiaridad  en  distintos temas como la política hacen que las personas tiendan a recordar la información pero olvidando el contexto en que se produce. Todos estos factores hacen que aumente la probabilidad de que una persona acepte una información falsa como verdadera.

Otro enfoque de la investigación actual está centrado en mejorar la evaluación individual de la calidad de las fuentes de información a través de la educación. Existen algunos países como Italia o Estados Unidos, en concreto el estado de California, que han apostado por implantar en sus currículums educativos la alfabetización mediática. Además existen asociaciones con fines didácticos como National Literacy Trust o Checkology que han creado sitios web con recursos educativos dirigidos al profesorado y al alumnado para formar en la detección de noticias falsas.

Por último, la investigación se está centrando en el comportamiento de las plataformas online de comunicación y de los usuarios de las redes sociales. Algunos de los datos tienen gran impacto social como, por ejemplo, que las noticias falsas se propagan a más velocidad y tienen mayor alcance que las verdaderas.

¿Cómo detener la difusión de noticias falsas?

Los autores afirman que las plataformas online  pueden ayudar a reducir la difusión y su impacto social con medidas como la de frenar la difusión automatizada de noticias de bots y cyborgs (aquellos  usuarios que comparten automáticamente las noticias de un conjunto de fuentes, con o sin leerlas).

Redes sociales como Twitter y Facebook han anunciado sus propias medidas para resolver la propagación de información falsa. Por ejemplo, Twitter ya llevó a cabo el bloqueo de ciertas cuentas de Rusia que propagaban desinformación e informó a los usuarios de que podrían haber sido engañados. Por su parte, Facebook anuncia su cambio de algoritmo para penalizar el contenido que está cerca de violar sus políticas y condiciones de uso que prohíben la desinformación o el discurso del odio.

Como afirman los autores de artículo, debemos rediseñar nuestro ecosistema de información en el siglo XXI y crear una cultura de noticias que valore y promueva la verdad.

Para saber más:

  • Lazer, David M. J., Baum M.A., Benkler Y., Berinsky A., Greenhill, K., Menczer F., Metzger M., Nyhan B., Pennycook G, Rothschild D., Schudson M., Sloman, Sunstein C., Thorson E.,  Watts D., Zittrain J. (2018) The science of fake news. Science pp. 1094-1096

 

Deja un comentario